Hace unos tres años compré una guitarra.
Cuando era adolescente aprendí unas cuantas cosas. Me gusta mucho tocar, no soy experto.
Cuando acabó mi adolescencia lo dejé, aunque siempre quise retomarlo.
En un arrebato, justo dos o tres años atrás, fui a comprar una guitarra a cualquier tienda. Compré una que siempre quise, electroacústica.
Lo que no sabía es que hay unas de estilo texano con cuerdas metálicas. Fue la que acabé comprando.
Siempre quise aprender a tocar Bossa nova. No sabía que así se llamaba ese género cuando era adolescente y tenía más tiempo para hacerlo.
Ahora no es que me sobre el tiempo pero tengo muchas ganas de que suceda.
De vez en cuando la saco de su estuche, a la texana, e intento algunos acordes. No sé si de verdad la Bossa nova deba tocarse con cuerdas de nylon, como sus creadores lo hicieron antaño.
Sí recuerdo que el tacto del nylon es distinto. Y para ese tipo de música tan peculiar, el sonido de ese material es muy necesario. Además de que mis dedos inexpertos lo agradecerían.
El problema es que no me animo a volver a comprar en un arrebato. Algo que sé que sólo usaré de vez en cuando.
Cada vez que escucho Bossa nova, que para mi fortuna es muy seguido, regresa la disyuntiva.
Aún no la resuelvo. Ojalá pronto me deje arrebatar de nuevo. En un momento de pura irracionalidad, o irracionalidad pura.
